Saturday, April 09, 2005

LA CONQUISTA DE MALLORCA.

Nos hallamos de lleno, en los días de la Reconquista Cristiano-Aragonesa. La flota del reino de Aragón surca las aguas del Mediterráneo bajo las órdenes del valeroso monarca D. Jaime I el Conquistador. "Con sus ojos negros y los cabellos rubios como hebras de oro", según describe encomiasticamente Desclot, que había emprendido para gloria de Dios y engrandecimiento de sus estados, la difícil empresa de cristianizar la "Gotia Major", subyugada al dominio mahometano desde 801.
Varias veces habían intentado los cristianos circunvecinos conquistar la Isla, y así en el año 813 el Conde Irmingano (Armengado o Armengol) de Ampurias preparó una emboscada, quizá ya con intención de tomar la Isla, en la que cayeron los sarracenos al regresar de Córcega.
Mas tarde en Conde Ramón Berenguer III de Barcelona, aliado con otras milicias cristianas logra humillar los pendones islamitas, sin embargo al poco tiempo, el imperio de la media luna volvía a extender su dominio en la isla recién conquistada.
No obstante, estos nobles e incluso bien logrados intentos, la incorporación definitiva a la gran comunidad cristiana de esta isla de Mallorca, débese al ilustre monarca aragonés que en aquel 10 de Septiembre de 1229 desembarcaba en Santa Ponsa y que en el postrer día del mismo año entraba victoriosamente con sus valerosas huestes en la Ciudad y Capital del reino de Mallorca.
Aquel monarca, relevante personalidad del Occidente europeo, de quien nos dice Quadrado "jamás vieron los caballeros más dadivoso señor", haciendo gala de su dadivosidad característica, terminado ya con halagüeño éxito su feliz proyecto de reconquista de la medina Mayurca concedió a los caballeros de S. Juan de Jerusalén la porción de tierras necesarias para levantar un templo dedicado al excelso titular de la Orden..
Escritore eruditos como el Paborde G. Terras, J. Binimelis, y Dameto , Mut y Alemay en su "Historia de Mallorca", nos refieren la mencionada donación real. Sin embargo hemos creído más oportuno entresacar de la crónica de Jaime I, esta donación por prever que sería de esta fuente donde sacaron sus anotaciones los precitados escritores: Se refiere a que en el año 1230, Hugo de Fullalquer, Maestre del Hospital de S Juan Hierosolimitano, vino a Mallorca con quince caballeros frailes de su Orden, pidiendo al monarca conquistador les concediera el terreno necesario para fundar una casa, sino de justicia al menos de gracia a fin de que no sirviera de vergüenza en la posteridad de la Orden el no haber ayudado a tan gran Sr. En la conquista de este reino. El monarca tropezó con varios inconvenientes por oponerse la nobleza a tal donación, más deseoso de complacer aquellos caballeros, el monarca les dio parte de sus tierras y una porción del tarazanal (Atarazana) para que fundaran su casa e Iglesia.
En la crónica de Jaime I no hemos hallado el nombre de los caballeros que acompañaron al maestre Hugo de Fullalque; más Dameto y Binimelis mencionan los de Berenguer de Anglesola; Blazco de Massa, Pedro de Montecateno (o de Moncada) Gran Prior de Cataluña, Jofre Vizconde de Rocabertí, Guillermo de Ulmis, Tomás de Llupiá, Bernardo de S. Juan, Dalmau Desfar, Pedro de Tagamanent, Marimón de Plegamans y Pedro Marquet. Es de lamentar no consignen los precipitados historiadores los documentos de donde transcribieron dichos nombres.
D. Jaime I, el Conquistador, se vio ayudado por los Templarios en la empresa que dio por resultado la toma de Mallorca (1229 a 1234) y de Valencia (1232 a 1238) así como sus antecesores se habían visto también favorecidos por el auxilio que les prestaron en la conquista de crecido número de plazas, e interponiendo su valeroso valimiento para dar fin a las muchas y terribles contiendas que en Aragón, como en otras naciones, tenían divididos a los próceres y magnates por la posesión de tal o cual castillo, de este o del otro señorío; luchas que no se borraban sino con la destrucción de uno de los dos bandos rivales.
También en Castilla auxiliaron a sus reyes, distinguiéndose notablemente con Alfonso VIII en la toma de Cuenca (1177) y en la batalla de las Navas de Tolosa (16 de Julio de 1212) en la que decidió la victoria el valor heroico del Maestre D. Gómez Ramírez, siendo esta jornada gloriosa revancha de la derrota de Alarcos (1195). A don Fernando III, el Santo, le auxiliaron en la toma de Sevilla (1248), por cuyo servicio el Rey les cedió la villa de Frexenal y otros varios pueblos. En las luchas que sostuvieron Don Alfonso el Sabio y Don Jaime de Aragón, sobre la posesión de Játiva, ellos fueron los que arreglaron este asunto. También contribuyeron a que fuese levantado el sitio de Tarifa.
Don Sancho el Bravo, rey de Navarra (en 1157) les cedió el terreno comprendido entre Fontenelles y Ribafonda.
En Portugal, en tiempo de Alfonso Enriquez se hallaron en la Conquista de Alcázar y Leibos, y en la para los portugueses memorable jornada de Ourique (1139) contribuyeron a derrotar al ejército moro, que era diez veces mayor que el de los lusitanos.

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